24 abr 2010

COMUNIDADES DE PRACTICA con y sin TIC

En 2002, Wenger, McDermott y Snyder utilizaron el concepto de Comunidad de Práctica para definir a «un grupo de personas que comparten una preocupación, un conjunto de problemas o un interés común acerca de un tema, y que profundizan su conocimiento y pericia en esta área a través de una interacción continuada»

Estas Comunidades de Práctica (CP) se basan en tres premisas o dimensiones: el compromiso mutuo, la empresa conjunta y el repertorio compartido.

El compromiso mutuo supone que cada miembro de la CP comparte con los demás su conocimiento, y eso que comparte le da valor dentro del grupo, marca su reputación como miembro. El tener una empresa conjunta nos habla de ciertos objetivos comunes, aunque pueden no ser homogéneos. Cada miembro de la CP puede tener sus propios objetivos en torno de uno central, y por eso las CP se ven impelidas a negociar permanentemente significados.

Finalmente, a través del tiempo una CP acuña sus rutinas, símbolos, modos de proceder, un repertorio de conversaciones y documentos que es posible acceder y conocer.

En cuanto leí estas aproximaciones al concepto de CP, de inmediato me formé la imagen mental de mis alumnos de 4º 5ª a lo largo de estos años. Cierto que a veces nos reunía el azar, los tiempos compartidos en clase, el ingreso de nuevos alumnos todos los años, las preocupaciones de estudio…

No se aprende a ser alumno solo en la formación, se aprende, sobre todo, en la comunidad de práctica donde ejercemos a diario lo que seguimos aprendiendo…

En algunos casos la posibilidad de incorporar las TIC ampliaba ese horizonte: entonces el diálogo seguía en casa, se enviaban documentos, se reenviaban algún olvido, como suelo llamarlo, se aflojaban algunas barreras formales...

Me parece sumamente valioso para los alumnos y su docente reconocernos en los ambientes de trabajo, en el día a día, como miembros activos e inter-activos de una CP. Si la cultura digital se integra en ellas, tanto mejor. Hay pocas cosas tan gratificantes como com-partir los avances con los que están en el mismo camino.
Las CP son escenarios propicios para la alfabetización tecnológica entre pares, en una lógica que probablemente no corresponda a la lógica del modelo clásico de aprender y enseñar. Cuando uno se integra a un equipo de trabajo entusiasta y generoso, no necesita que nadie le explique como es eso del conocimiento distribuido: la comunidad de práctica me ayuda a ser más competente, porque todos tienen algo que decirme y yo tengo a su vez algo que aportar…
Uno se anima más a la innovación si el compañero de ruta se embarca también en la aventura. Trabajamos, aprendemos y crecemos mejor en sociedades, eso es indiscutible.

Y si volvemos la mirada hacia las herramientas que hoy nos ofrece el entorno digital, desde artefactos, dispositivos y plataformas, hasta aplicaciones o servicios puntuales, desarrollos gratuitos y simples, podremos ver que miles (o millones?) de personas logran ser autores y editores de espacios virtuales para publicar información, sus fotos o escritos, compartir motores de búsqueda, intercambiar archivos por medio de portales, y una inmensa variación de acciones que siguen surgiendo prácticamente a diario. Ya se habla de “prosumidores”, una hibridización entre consumidores y productores.

Los invito a continuar su participación  activa en el blog, y sobre todo aquellos que aùn no se animan por diversos motivos a sumarse a esta nueva manera de aprender-compartiendo en la CP.

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